La democracia política ha sido un proyecto tanto antiguo como moderno, el cual ha intentado consolidarse como el modelo político que abarque, contenga y deleite cada una de las esferas de la sociedad y, al mismo tiempo, cada una de las esferas del ser humano. En ese intento, desde sus albores modernos, en la revolución francesa, su proyecto tenía como base construir una sociedad donde cada uno sea parte fundamental, constitutiva, libre y esencial de esa idea sin que ninguno tuviese un rol pasivo, por el contrario, era justamente un rol activo el cual daría forma y cuerpo a ese deseo tribal de vivir en comunidad.

Bajo esta perspectiva y con esta teleología, los últimos 200 años esta superestructura ha venido transformándose en torno a los contextos y los sujetos (binomio imposible de desligar) y, aun así, en los inicios del siglo XXI, sus esfuerzos han sido insuficientes para arribar a ese estado que ha prometido y trabajo por alcanzar.

En el trasegar del siglo XVIII, XIX y XX, las luchas que la democracia ha tenido con el fin de imponerse como el modelo Político y social son incontables: las monarquías y su afán de retomar el poder absoluto que habían perdido años atrás con la injerencia de Napoleón, la comuna de París junto con la idea de la autogestión en 1871, las crisis económicas de finales del siglo XIX y un gran número de corrientes ideológicas han buscado tomar su lugar y ofrecer otra idea de mundo, otra posibilidad de entendernos como sociedad y de constituirnos como colectivo, sin embargo, la democracia, ha encontrado de manera casi que prodigiosa su pervivencia; los estados totalitarios del siglo XX, que fueron precedidos por dos guerras a escala mundial,   dejaron enormes secuelas en todas las capas de la humanidad y mostraron la posibilidad de la extinción del hombre por su propia mano, fueron muestras de que la democracia podía ser ese sustento donde la humanidad se pueda refugiar y encontrar eso que después de miles de años de historia seguimos buscando todavía.

 

En consecuencia, aunque parece un tema terminado, la democracia siempre es actualidad, es presente; la democracia, somos nosotros mismos intentando aprender de nuestros errores y buscando, no sabemos que, justamente porque no lo hemos encontrado, pero, en definitiva, buscando. Es por eso que, el proyecto de Gobierno escolar, democracia y cátedra de la paz no busca ni tiene como intención dar soluciones o crear perspectivas sesgadas de las piezas que faltan en ese rompecabezas llamado democracia, por el contrario, consideramos que a través del diálogo y de la comprensión de la vida en colectividad podríamos dar un primer paso en ese largo camino que aún nos queda por descubrir eso que está escondido, incógnito, enmascarado; esa última letra que le falta para completar la democracia.

 

Por Lic. Christian Lache

Coordinador área Ciencias Sociales

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